El
turismo
es una de las actividades más beneficiosas que puede realizar cualquiera, ya
que presenta innumerables beneficios. Cuando viajamos no sólo estamos
descansando y divirtiéndonos, al margen de nuestras obligaciones ordinarias,
sino que también conocemos nuevas geografías y culturas, lo que expande nuestro
conocimiento del mundo, haciéndonos apreciar y valorar más lo nuestro como lo diferente.
Hasta no hace mucho en la historia de la humanidad, aproximadamente desde el
siglo XVIII, el turismo como tal no existía, quedando relegado a las clases más
acomodadas, como la alta burguesía y la aristocracia, que en todo caso
realizaba un turismo poco respetuoso con las culturas y los paisajes
extranjeros, como demuestran los safaris de caza que se limitaban a masacrar
grandes cantidades de fauna en enclaves de gran riqueza biológica.
Fuente de imagen: www.radiomundial.com.ve
La
verdad es que la situación no mejoró con la llegada masiva del turismo de clase
media a mediados del siglo XX, ya que la democratización de los viajeros se
limitó a la construcción de enormes enclaves turísticos que no tenían el más
mínimo respeto por el medio en el que se situaban. De este modo, el turismo era
entendido como gigantescos complejos de hormigón que no tenían problemas en
acabar con bosques y playas vírgenes. Sin embargo, esta situación podría
entenderse como desconocimiento por parte del mundo civilizado, que se ha
creído dueño de la naturaleza, sin ninguna responsabilidad sobre sus acciones.
Afortunadamente, hoy en día todos somos más conscientes de nuestros actos y sus
efectos, por lo que no sólo exigimos una industria menos contamínate, sino que
además queremos llevar esta conciencia ecosostenible a todos los ámbitos
posibles, como pueden ser nuestra casa familiar o nuestros viajes turísticos.
Se
podría pensar que la mejor forma de conservar espacios naturales únicos es
cerrando el paso a cualquier intromisión humana, pero lo cierto es que el
turismo ecológico se ha mostrado como un gran aliado de los conservadores. Esto
se debe a que dichos turistas financian en parte la conservación mediante sus
gastos, además de que la visita a estos entornos es muy positiva para la
concienciación de las turistas, que al conocer la riqueza natural de primera
mano se vuelven más activos en el cuidado de la naturaleza. La verdad es que
ser un turista ecosostenible no exige grandes sacrificios, ya que basta con
seguir los mismos principios que aplicamos en nuestro hogar, pero en todo caso
hay una serie de conceptos básicos que podemos llevar presentes para ser aún
más respetuosos con el medio ambiente durante nuestras vacaciones.
- Controla tu
consumo de agua y electricidad. No nos engañemos, aunque estemos en un
paraíso natural, el agua potable seguirá siendo un bien escaso y la
energía se producirá en centrales eléctricas muy contaminantes. Debido a
esto, aunque estemos de vacaciones no podemos dejar de realizar rutinas
tan positivas como cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o
apagar la luz cuando salimos de una habitación.
- Deshazte de
forma correcta de tu basura. Si vamos a visitar una suntuosa selva
tropical o un vasto desierto, no sería recomendable dejar tirados por el
suelo botellas de plástico o cajas de galletas. Es importante siempre
arrojar nuestra basura a un contenedor para tal efecto, sin olvidarnos
jamás de reciclar nuestros desperdicios todo lo que podamos.
- Descarta
proveedores contaminantes. Ya hemos hablado de los enormes complejos
turísticos que a costa de dar a sus ocupantes el más mínimo capricho no
tienen problemas es esquilmar la naturaleza que les rodea. Por eso, si
optamos por unas
vacaciones en una casa de alquiler siempre seremos
más ecológicos, además de que estaremos más cerca de la cultura y la
naturaleza local.
- Apoya a la
economía local. Actualmente podemos encontrar divisiones de las grandes
franquicias mundiales por todo el mundo, hasta en el último paraíso, pero quizás
su uso no sea lo más recomendable, ya que sus ingresos suelen derivarse
hacia sus centrales. De este modo, es más recomendable recurrir a un
restaurante o una tienda de recuerdos local, con lo que nuestro dinero
será reinvertido en nuestro destino vacacional, ayudando a su
conservación.
- Contrata actividades sostenibles. Sólo hay que navegar un poco por los anuncios clasificados online para ver que se ofertan una gran cantidad de actividades al aire libre en el paraje natural que vayamos a visitar. Estas actividades pueden ser muy entretenidas y enriquecedoras, pero debemos siempre optar por las que sean menos dañinas para el medio ambiente, por lo que siempre será más recomendable realizar una excursión en canoa que en moto de agua, por ejemplo.
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